Jesús Carrasquel (1946-2020)
Jesús
Carrasquel (1946-2020)
Jesús Carrasquel nació el 06 de
enero de 1946, en Caicara del Orinoco, Venezuela. Hijo de un comerciante
notable y una ama de casa. De origen humilde, fue un hombre trabajador,
valiente, responsable, autodidacta y autosuficiente. Ingresó a la escuela
técnica, en Caracas, donde egresó como técnico-mecánico. Regresó a su pueblo
natal, donde se casó con Celina Gómez,
mi madre y, cuando mi padre tenía 26 años, nací en Maracaibo, en 1972 y él me
sostuvo en sus brazos, orgulloso porque era su primogénito. En otro orden de
ideas, el único y más significativo elogio que recuerdo haber recibido de él,
fue cuando dijo que yo era un niño muy inteligente por haber aprendido a cerrar
el portón de nuestro garaje, solo y a la edad de cuatro años. Yo era un niño
precoz. Leíamos juntos comics como Batman, Tarzán, Superman, etc., creo
que así aprendí a leer. A pesar del escaso tiempo que compartíamos juntos,
debido a sus exigentes obligaciones laborales, compartíamos tiempo de calidad;
teníamos nuestras series televisivas favoritas y siempre que podía me pedía que
lo acompañase, cuando salía de casa.
Mi padre, a su manera, me inspiró
la afición por el naturalismo y la sabiduría. Me regaló cuando tenía cinco
años, la Historia Natural del Instituto Gallach, que yo leía con avidez,
además de muchas otras enciclopedias notables de la época. Me compraba revistas
como GeoMundo, National Geographic, entre otras. Me enseñó matemáticas
infructuosamente, porque me era difícil aprenderlas y al final, me rebelé.
Simultáneamente, empecé a interesarme por los murciélagos a los cuatro años de
edad. Él siempre apoyo y respetó mi pasión por los murciélagos y nunca trató de
persuadirme de sucederle en su cargo.
Mi padre, siendo
técnico-mecánico, era proactivo, asertivo y muy competente. Llegó a ocupar, por
meritocracia, cargos notables en PDVSA, la empresa más importante del país. Era
supervisor de la producción de varios pozos petroleros en Zulia, Falcón y
Anzoátegui y recibió varios reconocimientos por su destacada labor y porque
bajo su guardia, casi no ocurrieron accidentes laborales. Era buen padre y
nunca desamparó a ninguno de sus hijos. Por otra parte, amaba el mar, aunque
disfrutaba de la montaña; su película favorita era El viejo y el mar, basada en
la novela homónima.
Hoy día, el legado de mi padre me
llena de orgullo, estímulo y satisfacción. Siempre me enseñó con su ejemplo y,
hasta los tres años previos a su muerte, seguí contando con su apoyo
incondicional. Honraré su memoria por el resto de mi vida.
¡Gracias papá!
Alvaro Carrasquel
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