Todo por un orgasmo
El
autor narra con una prosa amena y, en ochenta páginas, todo el drama y
vergüenza que padecieron estos pacientes ante la imposibilidad de poder
experimentar una sexualidad plena, así como la redención de aquellos que
lograron rehabilitarse.
Por
otra parte, una de las historias más interesantes es “La terapista sexual” y
versa sobre el controvertido oficio de ciertas mujeres y hombres que ayudan a
los pacientes en su rehabilitación, con coito incluido (si es necesario) y
guiadas (os) por el sexólogo. El mismo autor, confesó que contaba con todo un
equipo. Esto es polémico, sobre todo, en un país tan conservador como Venezuela
y tomando en cuenta que, en muchos países, este trabajo es controvertido y
malentendido, por sus implicaciones deontológicas. Además, cabe aclarar que en
español, el término correcto es “sustituto (a) sexual” o “pareja sustituta” y
el nombre utilizado por el autor es equívoco, puesto que en la tríada:
terapeuta-cliente-pareja sustituta, el terapista es el sexólogo (a) y no el
“sustituto sexual”. Por último, este concepto fue propuesto por primera vez por
William H. Masters y Virginia E. Johnson.
En
conclusión, Rómulo Aponte cumplió su objetivo, advirtiendo al lector sobre la
importancia de reconocer el padecimiento de alguna disfunción sexual y la
necesidad de terapia sexual, pese a la represión de una sociedad patriarcal,
machista e hipócrita y enfatizando la complejidad de la sexualidad humana y
nuestro derecho, universal e inalienable, a una sexualidad saludable y
placentera. Por esta razón, recomiendo ampliamente su lectura a psicólogos,
psiquiatras, sexólogos y público general.
Alvaro Carrasquel
Comentarios
Publicar un comentario